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Pradera | 19 abril, 2021 | Rebel

Los secretos de la naturaleza

¡Descubre como jugar a Pradera!

En Pradera los jugadores se convierten en observadores de la naturaleza, donde los animales, las plantas e incluso los hongos se convierten en protagonistas de sorprendentes historias de las que solo nosotros seremos sus afortunados espectadores. Equipados únicamente con un mapa de la zona y de nuestra infinita curiosidad, avanzaremos por una de las zonas más pintorescas del prado tratando de desentrañar los misterios que oculta y convertirnos en el observador más habilidoso.

Para ganar una partida de Pradera deberemos acumular la mayor cantidad de puntos al final de la sexta ronda (o de la octava si se trata de una partida de cuatro jugadores) y para ello iremos jugando cada una de nuestras cinco fichas de ruta y eligiendo sabiamente qué acciones realizar con ellas para sacar el máximo rendimiento a cada una de nuestras acciones.

Estas fichas de ruta pueden usarse de varias maneras. En el tablero principal, podremos robar cartas para después jugarlas en nuestro propio prado, donde iremos acumulando nuestros recursos. Existen cuatro tipos de cartas: De terreno, de observación, de paisaje y de descubrimiento, cada una con sus propias particularidades.

Las cartas de terreno muestran ecosistemas que están relacionados con los hábitats de diversos tipos de animales, plantas y hongos. Representan los diversos lugares en los que luego iremos encontrando los diversos animales y plantas que observaremos en nuestro viaje y tienen un símbolo de terreno, que será útil para jugar cartas en el futuro.

Las cartas de observación muestran animales, plantas y hongos, así como creaciones hechas por humanos, como edificios y objetos relacionados. Representan las anotaciones que has tomado durante la expedición y serán nuestra principal fuente de puntos al final de la partida.

Otras que también nos dan puntos son las cartas de paisaje tienen ilustraciones de los paisajes visitados por los jugadores. Finalmente, están las cartas de descubrimiento, que son objetos que se encuentran durante la excursión. Son souvenirs y recuerdos de tus viajes y nos conseguirán las mejores puntuaciones del juego.

Cada una de estas cartas tiene una serie de requerimientos en forma de recursos y deberemos disponer de ellos para poder jugarlas y así obtener los puntos al final de la partida, por lo que deberemos elegir muy bien nuestra estrategia de modo que no nos veamos atrapados en una mano imposible de jugar mientras nuestros oponentes van cosechando puntos en sus respectivos turnos.

También podremos jugar nuestras fichas de ruta en el tablero de hoguera, donde además de ir contabilizando el paso de los turnos de juego encontraremos una serie de bonificaciones en forma de puntos extra que podremos reclamar si disponemos de los recursos necesarios y nos adelantamos a nuestros adversarios.

Además, el tablero de hoguera nos permite realizar una serie de acciones especiales como robar una carta a nuestra elección o poner en juego más cartas de las que nos estaría permitido en condiciones normales, por lo que tendremos que elegir en cada momento la mejor manera de gestionar nuestra reserva de fichas de ruta y planear cuanto antes una estrategia que nos conduzca a la victoria.


Hay muchas formas de ganar una partida de Pradera, pero el juego siempre va a recompensar más a los mejores observadores de la naturaleza, por lo que deberemos asegurarnos de jugar todas las cartas que podamos y elegirlas bien no sólo teniendo en cuenta los recursos de los que disponemos en cada momento, sino los puntos que nos van a dar al final de la partida.

Y aun así, aunque nuestro objetivo sea ganar al final, las más de doscientas ilustraciones realizadas a mano por la genial artista polaca Karolina Kijak van a conseguir que nos dé igual conseguir una carta con una puntuación baja: Deleitarnos durante unos segundos con las bellísimas instantáneas de la naturaleza que nos presenta Pradera van a ser la mejor recompensa de jugarlo… Casi como si de verdad estuviéramos dando un paseo por algún recóndito lugar del bosque.