La Llamada de Cthulhu | 21 mayo, 2021 | Edge Studio
Una ciudad repugnante, este Berlín; un lugar donde nadie cree en nada.
—Cagliostro, 1775
Al bajar del tren en la estación de Anhalter, te sumerges en una cacofonía de sonidos que reverberan en el elevado techo, similar al de una catedral y entrecruzado por vigas de hierro. A tu alrededor circulan compañeros de viaje de toda Europa y del resto del mundo. Cerca de allí, un veterano de la Gran Guerra sin piernas, apoyado en la parte trasera de una taquilla, agita su gorra ante los transeúntes, haciendo tintinear las pocas monedas que tiene dentro, mientras sus ruegos son ignorados.
La vista exterior es aún más animada que la del interior de la estación. Las calles, todavía húmedas por la lluvia caída durante el día, brillan como el cristal en la oscuridad de la noche, reflejando el neón y las luces eléctricas que adornan los edificios grises que rodean la plaza. Los coches se disputan el espacio con carros tirados por caballos y omnibuses de dos pisos. Los trenes y tranvías pasan traqueteando junto a plataformas elevadas. Por todas partes pululan peatones: hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Un vendedor de periódicos sentado en un taburete, que tiene una sola pierna y varios periódicos colgados al cuello, grita los últimos titulares del día: el valor del marco imperial sigue cayendo y se habla de un colapso económico.
Ves el taxi cuyo número coincide con el tuyo. Rápidamente, le das el billete al taxista y pasas a la parte de atrás, comunicándole la dirección de tu destino final: el Hundegustav, un cabaret de mala reputación en el norte de Berlín. Tu contacto allí, un hombre disoluto conocido solo como «El Anti-Franz», ha encontrado un fascinante y antiguo libro que puede interesarte.
Al finalizar la Gran Guerra en noviembre de 1918, la ciudad de Berlín sufre una transformación. Después de verse afectada por varios conatos de rebelión liderados por extremistas de ambos polos del espectro político, la ciudad adquiere rápidamente una reputación de libertinaje. Es el lugar donde cualquier cosa, lo que sea, puede conseguirse por el precio adecuado. Es a la vez una ciudad de pecado y una ciudad de Betrieb (una palabra que se traduce como «negocio» o «bullicio»). Sus calles están llenas de prostitutas, veteranos discapacitados, inmigrantes indigentes y agitadores políticos, todos codeándose con hombres de negocios, chicas trabajadoras, académicos y artistas.
En otras palabras, el entorno en el que nos propone jugar Berlín: La Ciudad Depravada, el nuevo suplemento para la séptima edición de La Llamada de Cthulhu, no tiene nada que ver con la apacible Arkham.
Es más, a diferencia del pequeño pueblecito de Massachussetts donde hemos vivido algunas de las más memorables aventuras relacionadas con los Mitos, Berlín ya es un lugar peligroso sin necesidad de añadirle criaturas tentaculares capaces de reducir nuestra Cordura a cero de un plumazo. En solo los tres primeros años de vida de la nueva república, las alcantarillas se llenan con la sangre de docenas de asesinatos políticos. La violencia callejera es el frecuente resultado del enfrentamiento de los comunistas y los nacionalistas entre sí y con la Policía. Entre la población se desarrolla una «indiferencia moral a la violencia» generalizada.
Pero el verdadero peligro está en la vida nocturna de la ciudad. Sí, has leído bien: vida nocturna. En Berlín la gente no se va a la cama temprano con un vaso de leche caliente… Más bien todo lo contrario. Hasta bien entrada la noche, los mundialmente famosos cabarets de Berlín ofrecen cantidades aparentemente ilimitadas de música, baile y estimulante entretenimiento, en un marcado contraste con los edificios grises que se extienden durante kilómetros a lo largo de las extensas calles de la ciudad.
Berlín: La ciudad depravada añade a este guiso burbujeante los extraños elementos de los Mitos de Cthulhu. La ciudad es un semillero de organizaciones ocultistas, sectas extrañas y tradiciones poco conocidas. La población de Berlín se ha incrementado en un 400 por ciento en los últimos 50 años y con todos estos nuevos vecinos han llegado también secretos inconfesables y misteriosos dioses. En el viciado aire de la capital mundial del pecado se cuestiona lo que significa ser humano y, a medida que la ciudad se precipita hacia su inevitable y oscuro destino, la opresiva atmósfera se impone cada vez más, haciendo que la salud mental de los investigadores se acerque rápidamente al límite.
Berlín ofrece un panorama asombroso para las investigaciones de los Mitos. Es una ciudad abarrotada y caótica donde, según dicen, puedes conseguir cualquier cosa imaginable si sabes dónde buscar y estás dispuesto a pagar el precio. Incluso para los berlineses nativos, resulta a la vez familiar y ajena.
En el transcurso de una sola noche, los investigadores pueden pasar de un mitin político de anarquistas y comunistas radicales a un cóctel selecto en uno de los muchos hoteles de lujo de la ciudad, siguiendo por el laberinto entre bastidores de una revista de baile al desnudo y finalmente a un sórdido club clandestino donde los detectives de antivicio se codean con proxenetas y prostitutas, ¡y aun así llamar a eso una noche normal en la ciudad! Si añadimos los Mitos y lo sobrenatural, las cosas se vuelven aún más raras.
Esto es Berlín: La Ciudad Depravada, un entorno que no solo es nuevo, sino también tremendamente novedoso para ambientar nuestras partidas de La Llamada de Cthulhu en el que cada esquina oculta un nuevo misterio y en el que tendremos que aprender a movernos si queremos sobrevivir.